Una Cara

 

Una Cara, sólo eso,
eclipsa su alrededor
que se rinde en su esplendor
entre musitados rezos.
También en secretos besos
que se escapan entre dedos,
tras palabras de esos Credos
aprendidos de pañales,
poco ortodoxos los cuales,
pero sinceros por eso.

Una Cara, ¡y qué Cara!
Sola se basta y se sobra
para curar la zozobra
del que ante Ella se para.
El que bebe el agua clara
de su sonrisa y su llanto
y obvia el color de su manto
y repujar de varales
quedándose en los puntales
de su aureola de encanto.

Una Cara, sueña calle,
erguida sobre peana
cruzando luz de mañana
con el sol prendido al talle.
Antes, que la noche talle
cinco lágrimas de luna,
y arropados en su cuna
esperar la luz del día
recordando a quien decía:
¡Pero como Tú, ninguna!

Cuando llega...

 

Llega el Viernes, de Triana,
lo escoltan los rojos cirios,
y a la Avenida engalana
con zancadas soberanas
sobre una alfombra de lirios.

Llega con paso valiente
y una Cruz de filigranas,
andando siempre de frente,
como han sido, desde siempre,
los andares de Triana.

Llega y detiene la brisa
que en su rostro juguetea,
y su mirada sumisa
se convierte en la baliza
de su gente trianera.

Llega y su aroma percibe
una Giralda elegante
que, de puntillas se erige,
como niña sin abriles
para encontrar su semblante.

Llega y huele a clavellina,
a geranio y a albahaca...
A riada peregrina,
que desde calle Castilla,
cruzó aquel Puente de Barcas.

Zoco

 

El sol se va asomado
por gótica fachada
en la mañana clara
de itinerante Altar,
y el zoco va tomando
su primitivo aspecto
envuelto en un selecto
ambiente electoral.

Poco a poco el mercado
tiende su mercancía
de hipócrita armonía
vendiendo vanidad,
y halagos floreados
que en la cara se vierten,
por detrás se convierten
en filos de puñal.

Las casposas levitas
oliendo a naftalina
disfrazan la cochina
y pobre condición.
Los otros, que levitan
por cargo novelero,
aún tienen los dedos
manchados de cazón.

El zoco recupera
en la hermosa mañana
la función clara y llana
que un día expulsó el Señor,
llenando sus aceras
de falsos mercaderes
que en vez de sus enseres
venden su pobre honor.

Entre la brillantina
y cuellos estirados
por el sol alumbrado
se levanta el telón,
y una fila azulina
con cirios y palermos
saludan con sus ternos
a la fiel afición.

Y en medio de esta farsa,
anónimos cofrades
defienden sus verdades
con luz Sacramental,
y viendo a esta comparsa
luciendo de esa guisa,
disimulan, la risa,
antes de vomitar.

Perfiles

 

Sonríes de madrugada
cual Rosa recién regada
por un Arco de esplendor,
y lloras por la mañana
cuando en Feria una ventana
este año no se abrió.

Lloras en el alba claro
de un sol recién estrenado
que en San Pedro viene a verte,
y sonríes ante un convento
qué despierto cuenta el tiempo
esperando a que te acerques.

Sonríes y lloras cada día
en las soledades frías
de quien reza tras de Ti,
y en espejos desvaría
con tus perfiles, María,
sin saber cuál elegir.

Verte venir

 

Verte venir con el sol
chorreando en las fachadas
con esa luz apagada
que tan sólo el Viernes tiene,
es llenarse del sabor
que desprenden tus andares
recordándonos postales
que la memoria mantiene.

Verte venir por Triana
cuando el sol busca el ocaso
y el cielo tras de tu paso
pone contraste a los lirios,
suena a saeta gitana
desde balcones con flores
cantándole a los primores
de tu sumiso martirio.

Verte venir por Castilla
con carey de antigua estampa
y un manto de plumas blancas
dándole son a tu andar,
huele a brisa de una orilla
cantaora y alfarera
que para estar a tu vera
te hizo de loza un altar.

Verte venir entre cales
por tu barrio y con tu gente
buscando un sol en el puente
que se despida de Ti,
trae aroma de corrales
de geranio y albahaca
mientras el cielo se saca
un aljarafeño añil.

Fantasmas

 


¿Eres de los que han venido
a reinventar esta fiesta
que el transcurso de los siglos
ha convertido en eterna…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que en dinero
sólo piensa cuando reza
y tu objetivo primero
es una vara de fuerza…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que pregonan
solamente la riqueza
sin importarle el motivo
por dónde ha venido ésta…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que en lo efímero
fijan su fin y su gesta
y confunden el camino
creyendo que es esa la meta…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que comulgan
y que su pecho golpea
para después a tu hermano
mangarle de la cartera…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que han creído
que esto es derecha o izquierda,
ves en tu hermano pecados
y en ti sólo gracia plena…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que en las fotos
le gusta poner la jeta
y cuando ofreces limosna
vas tocando la trompeta…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que aparecen
solamente por las fiestas
y cuando hay que currar
te pierdes como culebra…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que pretenden
lucir la vara en la diestra
aunque haya que reírle
a un becerro las “gracietas”…?
Pues lo siento, hermano mío;
pero tú, no me interesas.

¿Eres de los que han venido
al escuchar las cornetas,
al ver relucir el oro
y a demostrar que eres trepa…?
Pues lo siento, hermano mío…
¡dime adiós!... yo cojo puerta.

Sacramental


De Rojo Sacramental
Jesús se muestra en Triana
y su esplendor, se encarama,
por cerámica de altar.
Allí, sus reflejos dan
matices de escalofrío
y del camarín, "quejíos",
de belleza se rebotan
en la túnica que arropa
al mejor de los "nacíos".

Y más morena, si cabe,
su tez se nos representa.
Con su humildad nos ahuyenta
las penas que tú y Él saben.
Con un susurro suave
a tu alma fortalece
y tu ánimo engrandece
si le abres el corazón
y te empapas del Amor
que su belleza te ofrece.

Divino encuentro al que llega
a postrarse ante Dios Hombre,
para que su Cara asombre
al corazón que se anega.
Él, te lo calma y sosiega
con su sumisa mirada.
Todo aquel que por Triana
en estos días a Dios busque,
en un Sagrario, de bruces,
se da con su fe cristiana.

Sueño de infancia

 

Soñé noche estrellada de jazmines
sobre enea de sillas en albero
con un sabor de aliño tomatero
y el búcaro fresquito de aquel cine.

Soñé tarde regada en adoquines
provocando el envite de un manguero
que sonreía, al grito de: ¡agua quiero!
refrescando alboroto de alevines.

Soñé puertas abiertas con cortinas.
Soñé geranio y menta en las ventanas.
Soñé morera fresca en una esquina.

Soñé avellanas verdes de "Santa´na".
Soñé baños de río por Chapina.
Soñé dormir soñando con Triana.

Rosa de abril y mayo

 

Rosa de rosa vestida
que se nos presenta en Pascua,
convirtiéndose en el ascua
que da a la primavera vida.
Cuando la ves, escondida
en trinitario jardín,
te pierdes en el sinfín
del rosa de su vestido
para quedarte prendido
a los pies del camarín.

Porque el rosal de su Cara
eclipsa todo aderezo,
y todo queda en el rezo
que desde el alma declaras.
Cuando ante Ella, te paras
y contemplas su finura,
al borde de la locura
rezas por no gritar: ¡Guapa!
Que es lo que del alma escapa
cuando observas su figura.

Rosa, que de rosa vistes
salesiana primavera,
que aún tiene ese olor a cera
de lo que en tu palio fuiste.
Soñándote cuando hiciste
el Sábado más hermoso,
vuelve a mi recuerdo el gozo
de verte en la noche andando
y a tus costeros, dejando,
la gloria de tu sollozo.

Judería de mayo

 

Cuando mayo pone luces
de atardeceres celestes
que se posan al oeste
con su luz crepuscular,
sale entre el perfume dulce
de un jazmín de Judería
la Virgen de la Alegría
sobre itinerante altar.

La estrechez del caserío
la va arropando entre cales
que, perfiles celestiales,
iluminan de esplendor,
y cuando resuena el trío
de la marcha que le tocan,
con más gracia, se coloca,
en su brazo el Redentor.

La noche busca su Cara
cuando entre luces, de vuelta,
la luna queda disuelta
a sus pies en plata fina.
El destello de luz clara
de su ráfaga, entre cera,
llena de Alegría la espera
cuando ilumina la esquina.

Calle

 

Jamás hubiese pensado un servidor, cuando jugaba a ladrones y policías en aquel coche americano abandonado a su suerte en el gran patio de albero que servía de antesala al cine Avenida de verano que, en ese suelo, iba a crearse una calle con tu Nombre.

Una calle desde la Cava a Alfarería. No podía ser otro suelo. Una calle entre aromas en el recuerdo de damas de noche de dos cines de verano: el Avenida y el Alfarería. Una calle sobre un suelo de arcilla alfarera; esa arcilla alfarera que sirvió para hacerte ese Altar desde el que recibes a tu barrio.

Siempre busqué el camino más corto hacia tus plantas desde el día que te conocí… ¿O fuiste Tú el que me conoció a mi? Quién sabe. Sabrás Tú mejor que un servidor cuantos de los que te buscaron en vida pisaron el suelo que hoy ocupa tu calle. Sabrás Tú, mejor que nadie, cuantos, en la intimidad de una fría y húmeda alcoba de corral de vecinos sobre ese suelo, solicitaron tu ayuda mirándote en una vieja foto en blanco y negro entre los pobres adornos de una vieja cómoda.

El barrio ha cambiado. Como todo. Hoy el hambre más que en él, viene a él. Viene a él en un Comedor que unas monjas mantienen contra viento y marea. Precisamente es ahí donde el destino ha querido que empiece tu calle. Cosas del destino: un camino más, recto desde el hambre al Sagrario. Un camino más, recto desde la Cava a tu altar de cerámica trianera.

Lástima que para un servidor la Cava sólo sean recuerdos. Lástima que para un servidor esa nueva calle ya no pueda ser el camino más corto antes de su estación de penitencia envuelto en el raso morado de una tarde de Viernes Santo.

Servidor, además de sentir una gran alegría, sólo sueña – como tantos trianeros en la distancia – lo bonito que sería poder poner en el remite de sus cartas: “calle de Nuestro Padre Jesús Nazareno”.

¡Ay! Castilla

 

La calle Castilla tiene
recuerdos en la memoria,
y en azulejos, la historia
de alturas de unas riás.
El sabor que se mantiene
escondido en sus portales
me trae antiguas postales
y cocinas de corral.

Tiene sonido a tranvía
con estival jardinera,
y un tope donde quisiera
volver de nuevo a subir.
Un olor a freiduría
de choco y pescada frita
recuerda a una "Galleguita"
de inmaculado mandil.

Un Corral de los Judíos
con su fachada trasera,
hacía la vez de escalera,
a un baño en Guadalquivir,
y cuando el olor del río
entre tu piel se pegaba
a tu casa regresabas
pensando cómo mentir.

Tienda de Los Espejitos,
con sus cajas en la puerta
de arenques, muy bien dispuestas,
y pilongas a granel,
y en papel de estraza escrita,
en cajones de madera,
cuenta guardada a la espera
de un sábado con "parné".

Desde el Mercado al Zurraque
la calle se paseaba
de una Triana guardada
en la memoria que quiero.
Hoy me recuerda su empaque
un Viernes de atardecida,
cuando un Cristo al cielo mira
y lo sigue un Nazareno.

Cruz de Mayo

 

Con lo sencillo que era,
con una cruz y dos tablas,
montar una Cruz de Mayo
en el patio de tu casa…

Con jaramagos del campo
y una cortina pasada,
la imaginación de un niño
se convertía en una hazaña.

Delante, uno con hucha
y detrás, con una lata,
otro cerraba el cortejo
con el son que acompañaba.

Iba un solo costalero,
que con una toalla
se hacía un pedazo de ropa
que alguien le colocaba
entre sonrisas paternas
en la puerta de una tasca.

Cómo han cambiado los tiempos,
ahora son los de la tasca,
con más pelos en los "güevos"
que un coco lleno de agua,
los que sacan el pasito
un día por la barriada.

Se van a un imaginero
y le encargan una talla,
que cuando acaba el paseo
¡sabrá Dios dónde la guardan!
Se buscan un carpintero
y le hacen unas andas;
traen doce mil costaleros,
remangones, con tirantas,
con sacos de colorines
tapándoles las miradas
y que hacen un relevo
a cada tres chicotás.
Y para formar jaleo
hasta se traen una banda,
que a los izquierdos del paso
hay que darles mucha caña.

Se ponen sus ternos negros
para coger una vara;
se buscan a un cura loco
que al Cristo le eche unas aguas;
y todos al día siguiente,
en la barra de la tasca,
presumen de ser cofrades…
¡Y un carajo… como una manga!

Ayer


Ayer, como una brisa
de fresca primavera
que penetra serena
por ojales de antifaz,
sentí en mí la caricia
de jóvenes recuerdos
envueltos en la foto
que pude contemplar.

Ayer, vi un Nazareno
sobre canasto antiguo
con un adorno exiguo
de flores a sus pies,
y sones corneteros
de grises uniformes
seguidos de redobles
de baquetas en piel.

Ayer, vi candelabros
de alegres guardabrisas
y jóvenes sonrisas
cubiertas de arpillera,
y la memoria abro
sintiendo su zancada
y su dulce mirada
llenando las aceras.

Ayer, con una foto,
pasaron por mi mente
momentos con mi gente
vividos junto a Ti,
y en un giro remoto
yo me quité diez lustros
y bien sabes lo a gusto
que luego me dormí.

Receta

 

En estos días de gentío
mi paseo se ve alterado
por guiris aborregados
que no saben donde ir.
Para quitarme del lío
de chanclas con calcetines
me alejo de sus trajines
olvidando su rugir.

Disimulando mi escape,
busco la paz y el sosiego
que a modo de cortafuego
me ofrece su bella estancia.
Allí, agradezco el rescate
y envuelto en ambiente estanco
me prendo al Silencio Blanco
de su estampa de elegancia.

Hoy os doy esta receta
a los que por el centro andáis
hartos, y necesitáis
un sorbo de paz y calma:
Busca la ruta secreta
que va por calle Regina
y cuando dobles su esquina,
entra en San Juan de la Palma.