por manos entregados
a todo el que ha llegado
buscando Su Mirada.
Allí, entiende el delirio,
que en Él tiene su gente,
cuando sublimemente
su alma es atrapada.
Mi Pascua huele a rosas
que nacen sin espinas
y adornan las esquinas
de un palio sin igual,
en él su Gracia posa
la Dueña de las flores
que derramando amores
se deja contemplar.
Mi Pascua es candelero
con cera derramada.
Es cruces de miradas
y Mano que besar.
Mi Pascua es posadero
de amores y sentires,
final de esos abriles
que en el alma guardar.